Si has dado o estás dando pecho a tu bebé, seguramente hayas pasado por estos «baches» en la lactancia, períodos en los que el bebé mama nervioso, pide más a menudo de lo que solía hacer, se enfada al pecho…. A las mamás que no han sido informadas de estas fases, lo primero que les viene a la cabeza es ¿me estoy quedando sin leche? o ¿mi leche no le llena?, y es probable que comiencen a introducir biberones.

Si has llegado hasta aquí porqué estás en esa situación y andabas en busca de averiguar lo que le ocurre a tu bebé, te diré que estés tranquila y no te preocupes, es algo normal.

Los bebés pasan crisis de lactancia, también llamadas crisis de crecimiento, quizá con este último término se entiende mejor porqué es eso, simplemente está creciendo y necesita más leche.

En bebés alimentados con biberón no suelen ser tan acentuadas como en los que toman leche materna. Un día se acaba el biberón y llora como pidiendo más y la mamá (o el papá), le da más. Cuando ocurre lo mismo en varias tomas, la mamá aumenta la cantidad de leche y problema resuelto.

En cambio, en los bebés de teta, no podemos aumentar la cantidad de leche que producimos. Pero sabemos, y el bebé también lo sabe, que la producción va asociada a la demanda. A más succión, más producción. Y eso es lo que hace el bebé: pide mamar más seguido, alarga las tomas, se cabrea porqué quiere que salga más leche… porqué la producción tarda un poquito en regularse. A veces un par de días y otras una semana o hasta más.

Si sabes esto, te quedas tranquila porqué sabes que es cosa de unos días y que todo está bien.

Es importante que si deseas mantener la lactancia materna, no le des al bebé biberón con leche de fórmula, porqué serán tomas y estimulación perdidas. Si ves que, por lo que sea, no puedes seguir el ritmo de demanda del bebé, es mejor que uses un sacaleches para seguir estimulando la producción.

Durante el primer año de vida, el bebé pasa por varias crisis de lactancia o de crecimiento.

La primera suele ser alrededor de los 20 días de vida del bebé. En este momento los bebés suelen ser bastante regulares: comen, duermen, comen, duermen… en ciclos más o menos regulares. De repente un día, el bebé quiere mamar prácticamente todo el rato, o se duerme y a los 30 minutos vuelve a pedir y llora con mucha fuerza si no tiene el pecho en la boca. Incluso puede llegar a regurgitar bastante pero quiere seguir mamando.

Como ahora ya sabes que está estimulando la producción, no debes alarmarte, en unos días se regulará y volverá a mamar con normalidad.

Es importante recalcar que ante cualquier signo que te haga sospechar de que no se está alimentando bien, le lleves al pediatra. Algunos de estos signos son que no haya recuperado el peso de nacimiento (suelen haberlo recuperado entorno a los 15 días) o que haga pocas deposiciones.

La siguiente se produce hacia el mes y medio. En esta ocasión el bebé vuelve a demandar más seguido pero, a la vez, en las tomas se muestra nervioso: da tirones, llora, tensa las piernas…

Esto es porqué hay un cambio en la composición de la leche y su sabor también cambia. A muchos bebés no les acaba de gustar el cambio y se enfadan.

Si la primera dura unos 2-3 días, esta tiene una durada de aproximadamente una semana, pero de igual modo no tienes que preocuparte.

Entorno a los tres meses ocurre la crisis más larga y delicada de todas, en la que se suelen abandonar la mayoría de lactancias. Pero de esta os hablaré en otro post específico la semana que viene.

Antes del año, se producen dos crisis más pero se pueden llamar «falsas crisis» porqué se asocian a la lactancia cuando realmente no tienen nada que ver.

A los 4 meses más o menos, los bebés tienen un ritmo establecido de tomas y de repente se despiertan muy a menudo como cuando eran recién nacidos. Esto es porqué en esta edad, se establecen las fases del sueño que antes no tenían. Pasan más tiempo en una fase de sueño más ligera y se despiertan pidiendo pecho para relajarse y volver a dormir. No lo hacen por hambre.

Sobre los 8 meses se da otra etapa de despertares, pero además van acompañados de lloros angustiados. Esto es porqué está pasando por la etapa de «angustia por separación». El bebé comienza a darse cuenta de que el y mamá no son uno, y mamá puede desaparecer. Entones se despierta angustiado y pide pecho porqué sabe que así su mamá no se va.

Al año de vida el bebé ya come de todo y seguramente muestre interés por la comida, sobretodo si aplicamos el método Baby Led Weaning.

Pero inesperadamente, un día deja de querer comer para solo alimentarse de leche. No digo pecho, porqué como dije antes, algunas crisis también afectan a los bebés que toman fórmula.

Esto es porqué a esta edad, se reduce la velocidad de crecimiento por lo que necesitan menos alimento. Evidentemente, tienen hambre pero prefieren calmarla con leche. Es importante no intentar reducir las tomas de leche con la esperanza de que coma más comida, porqué la leche (sobretodo la materna) tiene más nutrientes que cualquier pué de verduras o compota de frutas.

Alrededor de los 15-18 meses volverán a  mostrar interés y aumentarán la ingesta de sólidos.

A los dos años, los niños que todavía toman pecho, pasan por la última gran crisis de lactancia.

Seguramente has oído hablar de los terribles dos años, también conocida como la primera adolescencia. Una etapa centrada en el no y en querer hacerlo todo solos. Cada vez son más autónomos y son capaces de hacer muchas cosas por ellos mismos, pero a la vez, sufren mucha inseguridad y reclaman el pecho para saber que todo va bien. Pueden llegar a ser tan demandantes como un bebé de pocos meses.

¡Espero que este post te haya servido de ayuda!

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