Muchas veces en los comentarios de Instagram leo cosas del tipo «Qué suerte que Alemania esté tan equipada para los niños» o «Alemania es un buen lugar para tener niños», pero aunque en algunos aspectos está a años luz de España, no es oro todo lo que reluce.

Lo primero que nos llamó la atención al llegar fue que aquí los niños hasta 6 años no pagan en ningún transporte publico y que de los 6 a los 14 años pagan la mitad del billete. Lo cual me parece que está muy bien. Por eso seguimos sin coche, todo está muy bien comunicado en transporte publico y es más barato que mantener un coche.

Después descubrimos la infinidad de parques infantiles que hay y lo limpios y bien cuidados que están. Suelen estar vallados o alejados de carreteras y tienen un cartel en el que se indica las horas de uso (normalmente de las 7 a las 20h) , la edad y si hay alguna prohibición (en algunos más pequeños, por ejemplo, no se puede jugar a la pelota).

En el día a día encuentras pequeños detalles que hacen tu vida con niños mucho más cómoda. Yo, por ejemplo, salgo de casa sin pensar en si llevo pañales o toallitas de repuesto, porqué si me encuentro que me he olvidado reponerlas, puedo acudir a algún DM (cadena de droguerías) y se que allí puedo cambiar al bebé porqué tienen todo lo necesario.

También encuentras cambiadores en el supermercado, restaurantes, centros comerciales y no necesariamente en el baño de mujeres. Muchas veces están en una sala aparte o en el baño de discapacitados que es más amplio y puedes entrar bien con el carrito e incluso usar el wc si la que ha de ir al baño eres tú. Porqué muchas veces olvidan ese detalle, que las mamás también hacemos pis y los carritos no caben en las cabinas por lo que has de aguantarte.

En muchos sitios, a parte de los aparcamientos para inválidos, hay aparcamientos para familias con niños. Los cuales son más amplios para poder montar bien al bebé en su silla con la puerta abierta y meter el carro en el maletero cómodamente.

En la mayoría de tiendas hay una zona de juegos para niños y la verdad es que se agradece poder comprar sin tener al niño correteando a tu alrededor, quejándose de que se aburre…

En los supermercados suele haber una linea de caja «libre de dulces», es decir, sin chocolatinas y guarrerías varias que inciten al niño a querer comprarlas o montar la correspondiente pataleta si no aceptas.

Otra cosa que no se muy bien como catalogarla es que en muchas tiendas y otros lugares (médico, peluquería, oficinas de la administración…) dan golosinas a los niños. Ellos encantados, pero en un día largo de compras, nosotros que vamos con tres nos juntamos con muchos caramelos que al fin y al cabo es solo azúcar. Eso sí, tienen el detalle de preguntarte en voz bajita si pueden darles antes de ofrecerle el dulce al niño. Aunque con el tiempo (al menos en mi caso), de nada sirve porqué ya saben en que tiendas les dan y se lo esperan (o directamente se lo piden).

Y después de hablarte de la parte bonita, te voy a mostrar la otra cara de la moneda, la menos agradable.

En Alemania ya de por sí es muy difícil encontrar una vivienda de alquiler y lo que dificulta aun más esa tarea es el hecho de tener niños ¡Sí, tener niños!. La mayoría de familias coincidimos en que cuando tienes hijos es casi tarea imposible que alguien te quiera alquilar su vivienda. Cuando mencionas que tienes niños, ya ni te piden nóminas ni historias, directamente te dicen que no es posible alquilarte el piso o casa. Y si tienes la suerte de encontrar un alquiler en el que acepten niños, aceptan solamente uno o con mucha mucha suerte dos.

Otra de las cosas que chocan es la poca oferta de plazas de guardería. En un país en el que se están implementando políticas para promover la natalidad, como el Kindergeld o el Elterngeld, es sorprendente que sigan cojeando en ese aspecto. Una mujer trabajadora que quiera ser madre pero mantener su carrera profesional fuera de casa lo tiene muy complicado. En la mayoría de ciudades es tal el colapso que has de presentar la solicitud estando todavía embarazada y aún así no tienes garantías. Se supone que el estado garantiza una plaza a cada niño de edades comprendidas entre los 3 y los 6 años, pero está muy mal distribuido. Mientras que en mi pueblo hay plazas libres de sobra, conozco casos en Frankfurt que llevan hasta 6 meses en lista de espera. Y ya no digamos si necesitas guardería en la franja de 1 a 3 años, eso ya es casi imposible.

Tampoco me gusta que hay lugares de muy mal acceso, ya no solo si vas con carrito de niño, si no también para personas de movilidad reducida. Muchas estaciones de tren no tienen ascensor. A mi me dan miedito las escaleras mecánicas, por lo que la idea de subir con el carrito directamente no la contemplo. Es por eso que me llevo la Maclaren cuando vamos al médico, porqué en esa estación no hay ascensor. Entonces pongo al bebé en la mochila de porteo, pliego la sillita y me cuelgo al hombro. Pero aun atreviéndote a subir las escaleras mecánicas, corres con la posibilidad de que estén estropeadas y a ver como subes con un cochecito y un bebé.

Nosotros no nos hemos encontrado en esta situación pero tengo conocidas a las que las han invitado a marcharse de algún restaurante porqué los niños hacían escándalo, incluso una vez obligaron a una mamá a bajarse del autobús porqué el bebé se había hecho caca y olía mal. Descartando a la gente que tiene niños y a muchos abuelos, la mayoría de personas tienen poca empatía con los niños.

Alemania, como cualquier otro país, tiene sus cosillas ¿Qué te parece? ¿Se puede considerar a Alemania Family Friendly?