Las galletas de mantequilla son una receta ideal para preparar con niños en cualquier época del año. Basta con cambiar el molde adecuado y podrás preparar galletitas de navidad, de halloween, las típicas de corazones y estrellitas…

Nosotros queríamos hacerlas de otoño, pero no encontré cortapastas de hojas, solamente había navideños. Finalmente, encontré un kit que llevaba un erizo y una ardilla, aunque acabaron usándolos casi todos.

Necesitas:

  • 400 gr. de harina
  • 150 gr. de azúcar
  • 250 gr. de mantequilla
  • 1 huevo
  • canela
  • sal

El primer paso es mezclar la mantequilla con el azúcar en un bol. Yo calenté un poquito la mantequilla en el microondas para que no estuviese tan dura y los niños pudieran mezclarla bien.

A continuación, añadimos el huevo, la canela y un poquito de sal y mezclamos hasta conseguir una pasta cremosa.

Una vez esté todo bien integrado, agregaremos la harina tamizada poco a poco y mezclaremos bien. Aquí los niños necesitarán ayuda ya que si son pequeños no tendrán fuerza suficiente para remover la masa. Ha de quedar una masa bastante sólida.

Después extenderemos un poco la masa, la envolveremos en papel fil y la meteremos entre 20 y 30 minutos en la nevera.

Una vez pasado el tiempo de refrigeración,  hay que hacer es poner el horno a precalentar a 180 grados.

Ha llegado el momento de extender la masa en una superficie plana y cortarla con los moldes que hayamos escogido. También se puede cortar directamente con un cuchillo, como hizo Marwan para hacer unas hojas.

Iremos colocando todas las figuritas en una bandeja de horno cubierta con papel de hornear. Para que no se peguen puedes espolvorear un poco de harina sobre el papel o untarle un poco de aceite con una servilleta de papel.

El tiempo de cocción es de unos 9-10 minutos, pero más que controlar el reloj, hay que sacarlas cuando los bordes comiencen a dorarse. Deja que se enfríen sobre una rejilla o un paño y en un ratito podréis comerlas.

Quedaron tan bonitas que hasta les enviamos, por sorpresa, unas poquitas a los abuelos.

Era la primera vez que las hacíamos y estaban muy ricas pero demasiado dulces para nuestro gusto. La próxima vez le pondremos menos azúcar.

¿Te animas?