A la mini le salió su primer diente hace unos diez días (y a los 3-4 días, apareció el segundo) por lo que es el momento de comenzar con la higiene bucal.

Hay pediatras que aconsejan limpiar con una gasa las encias del bebé desde que nacen, otros recomiendan no hacerlo. En nuestro caso, no lo hemos hecho con ninguno de los cuatro.

Cuidado dental correcto desde el principio

Desde el primer diente, la asociación de dentistas pediátricos recomienda el cepillado de dientes con dedal de silicona o con un cepillo de dientes infantil con una cabeza pequeña y cerdas muy suaves. Los primeros dientecitos que salen suelen ser los incisivos y deben limpiarse una vez al día, preferiblemente por la noche, durante un minuto. No es necesario usar pasta de dientes, es suficiente con agua.

Cuando ya tienen molares hay que hacer incapié en estos porqué los residuos de alimentos se depositan con especial facilidad en la superficie de las muelas. Para entonces alargaremos el tiempo de cepillado a unos dos minutos. Como puede resultar pesado para el niño, podemos ayudarnos de un reloj de arena, temporizador con música… para que se entretenga.

Pastillas de fluor o pasta dental fluorada

El fluor es importante para prevenir la caries, ya que favorece el almacenamiento de minerales y por lo tanto endurece el esmalte. Los pediatras y los dentistas están de acuerdo en esto. Sin embargo, no están de acuerdo sobre la forma en que se debe administrar el fluor. Mientras que los dentistas recomiendan pastas dentales con un contenido de flúor de 500 ppm (0.05%) para los dientes de leche, los pediatras recomiendan pastillas de flúor. Lo que es importante es que demasiado fluor es dañino y puede manchar los dientes. Por lo tanto, si decides administrar pastillas de fluor, no debes usar pasta dental que contenga fluor y viceversa.

¡Ojo! Revisa si las pastillas de vitamina D que administras a tu bebé contienen fluor, si es así, la cantidad de fluor que contienen es la recomendada y no has de darle más.

Pero los padres, a parte de procurar porla correcta higiene, podemos hacer todavía más. Por ejemplo, tenemos que evitar alimetos o bebidas que contengan mucho más azúcar. Porque el azúcar (además de no ser saludable) se convierte en ácido que disuelve el esmalte. Los niños deben beber mucha agua y no té o zumos endulzados.

Los padres somos el mejor ejemplo

Como en otras cuestiones educativas, nuestro comportamiento es ejemplar. Cepillarse los dientes en presencia de nuestro hijo fomenta la imitación y en el mejor de los casos, se convierte en un ritual regular.

Y aunque los niños ya se laben los dientes solos, los padres debemos volver a cepillarsles al menos hasta los ocho años. Una dieta sin azúcar, la técnica de cepillado adecuada y la diversión de cepillarse los dientes juntos son buenos requisitos para unos dientes sanos.