Los niños son curiosos: quieren entenderlo todo, subirse a las sillas y mesas y son capaces de encontrar ese alfiler que cayó debajo del sofá y que tu no logras ver. ¿Eso significa que tenemos que guardar todo lo peligroso? No necesariamente. Un hogar preparado para niños fomenta el descubrimiento y la conciencia de seguridad.

¿Cómo proteger a tu hijo de accidentes sin tenerlo entre algodones?

Anuar es un niño revoltoso, casi nada está a salvo de sus manos. Su último campo experimental está siendo el salón debido a que ha descubierto que alcanza a lugares que hasta ahora no podía acceder. Saca libros del estante que deja esturreados y luego tropieza, saca los DVD del armario y más de lo mismo… Se pone de pie en el respaldo del sofá, desde allí salta al puf (lo ha intentado hasta desde la repisa de la ventana). Y por si fuera poco, en breve Aisha se unirá a sus locuras.

El riesgo de lesiones en casa es más alto cuando los niños comienzan a gatear. De repente, los cables se convierten en trampas y las escaleras en abismos. Los padres debemos actuar con previsión y mantener siempre un ojo en la próxima etapa del desarrollo.

Para evitar lesiones, basta con unos protectores de esquinas, tapas de enchufes, cierres para los armarios donde hay cosas rompibles o peligrosas, y si tenemos escalera, un portal de seguridad.

Un sueño seguro para los bebés

En el primer año de vida, la asfixia es el mayor peligro debido a que el bebé duerme la mayor parte del tiempo, por lo que la cuna o cama deben ser un lugar seguro. Debemos evitar las almohadas, sábanas o mantas que podrían taparles la cabeza. Lo ideal es usar un saco de dormir para bebé que mantiene al niño caliente.

A la hora de dormir, debemos evitar las cadenas de los chupetes o sujeta juguetes y los collares de ámbar o de dentición.

Cuando su bebé empiece a levantarse, es hora de reemplazar la minicuna por una cuna o cambiar la altura de esta. Las barras deben tener una distancia máxima de 7,5 centímetros para que no pueda meter la cabeza. De esta manera, un bebé un poco mayor puede levantarse en la cuna con seguridad y sin riesgo de que caiga de la cuna.

Esto me lleva a recordar que debemos evitar que haya peluches en la cuna (y si me apuras, hasta chichonera), ya no solo por el riesgo de asfixia, si no porqué pueden ayudar al bebé a trepar. Nosotros tuvimos un buen susto con el primero, se ayudó de la chichonera para trepar por la baranda y cayó de cabeza al suelo.

Caídas: El accidente número uno

Más del 50 por ciento de todos los accidentes domésticos son caídas. Las caídas desde ventanas son los más graves, ya que a menudo terminan siendo mortales. Por lo tanto, ni la mesa, ni el sofá, ni las sillas u otros objetos que puedan ayudarles a escalar, pueden colocarse cerca de las ventanas.

Los niños son habilidosos a la hora de buscar objetos que les ayuden a escalar. Pueden arrastrar las cajas y los baúles de juguetes para alcanzar la meta deseada. Los padres debemos ser previsores y poner seguros en las ventanas. En el exterior también debemos aplicar medidas de seguridad especiales: No debemos colocar cosas pegadas a la baranda del balcón o terraza, como mesas y sillas, macetas… .

Desde hace un tiempo, los expertos desaconsejan utilizar los andadores en los que los niños van sentados (el conocido tacatá). No tienen ninguna ventaja motriz y conllevan el riesgo de caídas y golpes en la cabeza con muebles.

También hay peligros en el jardín: Además de la intoxicación por las plantas, el agua es una fuente importante de peligro. El índice de niños ahogados en estanques o piscinas es bastante elevado.

Muchos aparatos electrodomésticos pueden causar quemaduras. Por lo tanto, todo lo que pueda calentarse, como hervidores eléctricos, planchas, tostadoras o máquinas de café, no deben estar al alcance de un niño.

hblar con los niños sobre los peligros

Dependiendo de la edad y el nivel de desarrollo del niño, los peligros deben explicarse y hacerse comprensibles. Un «no se toca» tiene justo el efecto contrario y le provoca más ganas de tocarlo. Los niños entienden más de lo que nos pensamos, por lo que es importante explicarles el motivo por el que no debe tocarse.

La razón por la que una cosa puede llegar a ser peligrosa puede explicarse mejor de una manera experimental, por ejemplo, cocinando: El burbujeo en la olla y el vapor ascendente son una señal de calor. Podemos guiar cuidadosamente la mano del niño sobre la olla para que pueda sentir lo que significa «caliente» y retirar rápidamente la mano otra vez.

Los niños de unos tres años también pueden probar cómo manejar cuchillos para cortar, por ejemplo, un pepino. No hace falta decir que debe ser siempre bajo supervisión.

El manejo adecuado de los peligros promueve el conocimiento de los peligros y la competencia de seguridad de los niños.