En todas partes leemos que el tiempo al aire libre es muy importante para los niños. De lo que no siempre somos conscientes es de que los humanos somos parte de la naturaleza, nuestra existencia ha estado estrechamente ligada a ella durante millones de años. En pocos años esto ha cambiado drásticamente, esta dependencia se aleja de nuestra ruidosa vida cotidiana. Es hora de que lo reconsideremos. Por la salud de nuestros niños y el medio ambiente.

Niños afuera. Durante horas. Ropa llena de tierra. Rodillas raspadas. Así era antes.
Incluso hoy en día todavía hay infancias como ésta, pero la mayoría de ellas tienen lugar fuera de las ciudades. En el ajetreo de la vida cotidiana puede ser difícil pasar tiempo al aire libre en la naturaleza. Pero, ¿qué hace que la experiencia de la naturaleza, la tierra y las plantas sea tan esencial?

Durante millones de años la gente vivió en contacto íntimo con la naturaleza. En las últimas generaciones esto ha cambiado enormemente, y hoy estamos experimentando una fuerte ruptura.

TRASTORNO POR DÉFICIT DE NATURALEZA: CUANDO PERDEMOS EL CONTACTO

El estadounidense Richard Louv, autor del libro «El último niño en el bosque», describe las consecuencias del desarrollo de una infancia cada vez más pasiva como «Trastorno de Déficit de la Naturaleza».

La naturaleza ya no es vista como una parte natural de la vida, sino más bien como algo de lo que hay que prevenir a los niños. Esta «sociedad del miedo», que se caracteriza por la cobertura sensacionalista de los medios de comunicación y las advertencias de los padres, prefiere las actividades «seguras» antes que el juego al aire libre. En las últimas décadas, ha habido una oferta cada vez más amplia de actividades en interiores para los niños: la televisión infantil, los videojuegos, el ordenador…

Louv también ve una conexión entre la falta de concentración, la depresión y el sobrepeso en los niños y el período de tiempo cada vez más corto que pasan al aire libre. Estar físicamente activo y sentir la naturaleza es importante para la salud física y mental. Las emociones negativas como el miedo o el estrés disminuyen inmediatamente y a largo plazo.

LO QUE LA NATURALEZA NOS ENSEÑA:

Si queremos que nuestros hijos presten atención a la naturaleza, debemos permitirles tener contacto con ella. Desde el principio. Por una infancia sana hoy, y por el futuro de nuestro medio ambiente. Creo que se necesita una experiencia holística y el sentimiento de estar conectado a todo para sentirse corresponsable y asumir la responsabilidad necesaria.

Tratar con la naturaleza abre los sentidos y ejercita la mente. Lo que experimentan los niños al trepar, por ejemplo, no puede ser reemplazado por nada. Los ojos, las manos y los pies deben ser usados conscientemente para poder dar un paso antes que el siguiente. Se evalúa la capacidad de carga de las ramas, y los niños experimentan sus límites físicos, primero de una manera demasiado confiada y después del primer deslizamiento, ya con más cuidado. Actúan conscientemente y experimentan la gran sensación de alcanzar su meta. Estas experiencias, combinadas con la concentración absoluta, son importantes para la mente del niño.

Estoy muy contenta de haber encontrado una guardería donde los niños salen todos los días al jardín, sin importar el tiempo que haga. Salir afuera es una posibilidad, no una obligación. Los niños juegan en el jardín, cuidan las plantas, ven crecer flores y experimentan con materiales naturales como piedras y palos.

RELAJACIÓN Y AVENTURA – PARA LOS NIÑOS Y PARA NOSOTROS MISMOS

Los adultos también podemos exhalar un suspiro de alivio al aire libre. Si reflexionamos sobre el momento, percibimos conscientemente el entorno y escuchamos el canto de los pájaros y notamos el viento, es tranquilizador.

No importa si cocinamos sopa de hojas, observamos un escarabajo, escapamos de un abejorro o incluso descubrimos un ratón muerto. Es la naturaleza. Vamos en busca de diferentes plantas, tiramos piedras al riachuelo y hacemos equilibrio sobre árboles caídos.

Todas estas son experiencias que hacen que mis hijos resuman excitados: «¡Hoy hemos vivido una aventura!

EXPERIENCIA GRATIS y SIN RESTRICCIONES

Siempre que salimos, es importante que limite a los niños lo menos posible en sus experiencias de aventura. En la gran mayoría de los casos mi miedo permanece conmigo. Estoy mirando, estoy ahí, pero me estoy conteniendo. Frases como «¡Cuidado!» o «¡No te hagas daño!» solo pueden estar en mi cabeza.

Tampoco quiero que su ropa restrinja su exploración. De hecho, como mamá, tuve que aprender de nuevo que la ropa es un utensilio. Deben acompañar la experiencia y no complicarla. Los vestidos bonitos de mi niña que tanto me gustan, pueden ensuciarse.

DOS PEQUEÑas actividadeS DE ATENCIÓN PLENA (NO SÓLO) PARA LOS NIÑOS

1. DESPERTAR LOS SENTIDOS

El tiempo en la naturaleza, en los bosques y prados, nos permite desconectar de la vida cotidiana. Incluso los niños están a veces estresados en nuestra sociedad por nuestro ritmo frenético, los horarios, la escuela… Un pequeño ejercicio de atención en la naturalez puede ayudarnos a desconectar y relajarnos.

Nombra…

  • Cinco cosas que ves.
  • Cuatro sonidos que escuchas
  • Tres cosas que sientes.
  • Dos cosas que hueles.
  • Una cosa que pruebes (Atentas a esta, no vayan a comer algo venenoso)
2. OBSERVAR LAS NUBES

Recuerdo que esta sensación de paz y tranquilidad cuando, de pequeña, me tumbaba a observar las nubes. Veía las nubes y volar a los pájaros. Descubría formas y colores, que con demasiada frecuencia permanecen ocultos, no siempre miramos al cielo.

Colocad una manta cómoda afuera, tumbaos juntos sobre ella y mirad al cielo. ¿Verdad que veis animales, personas y objetos en las nubes?

Mirad cómo cambian las formas de las nubes, cómo pasan lentamente.


¿Cuánto tiempo pasáis al aire libre? ¿Qué cambios podrías hacer en tu rutina diaria para que sea posible disfrutar de la naturaleza con más frecuencia?

Besitos,