Pues sí, como dice el título, ayer se cumplieron cuatro años de nuestra llegada a tierras germanas y creo que es momento de una valoración.

En este post puedes leer la valoración que hice del primer año, la he releído y aunque mantengo prácticamente todos los pensamientos, ha pasado tiempo suficiente para poder valorar otros aspectos.

El periodo más duro de emigrar, son los dos primeros años, te sientes que no perteneces ni a tu país de origen, ni al nuevo país. Vas un poco sin rumbo, más aún cuando tienes la barrera del idioma.

El idioma ha sido lo que más momentos de frustración y deseos de volver a provocado. No es fácil tener que depender siempre de alguien que te acompañe a citas con los profesores, reuniones del colegio, a hacer trámites con la administración… Por eso, si me estás leyendo porqué te planteas emigrar, el mejor consejo que puedo darte es que aprendas antes el idioma, no que lo domines, pero si que tengas una buena base.

A día de hoy sigo sin hablar alemán, lo entiendo más o menos, pero no se hablarlo. Eso sí, por mi trabajo, se me da mejor leído y escrito que hablado ya que paso el día leyendo y contestando emails y redactando textos.

Los que mejor lo llevan son los niños. Los dos mayores lo hablan perfectamente y, a estas alturas, muchas veces juegan entre ellos en alemán. Incluso alguna vez hablan en sueños y lo hacen ¡en alemán!. El pequeño lo chapurrea un poco de escucharlo en la calle y a los hermanos. Pero en cuanto comience la guardería el mes que viene, al poco tiempo será otro alemanito. Cosa que me encanta, porqué si nos volviésemos a España, siempre tendrán otro idioma y eso siempre es una ventaja a la hora de desarrollarse profesionalmente.

Otra de las cosas que nos daba miedo al principio era el clima, sobrellevar los inviernos tan largos y grises, y es que estar meses sin ver un rayo de sol puede ser muy deprimente. Hay mucha gente que regresa por ese tema, entran en depresión y deciden volver. Pero realmente tampoco es para tanto, el primer invierno si recuerdo que se me hizo muy largo, los siguientes ya no. Aunque eso en parte quizá sea por estar muy entretenida con los niños, si estuviese sola, probablemente sería distinto.

Y la comida, ¡ai la comida! No imaginas lo que echo de menos la paella, el pescado y la verdura y fruta sabrosa… Realmente no nos hemos acostumbrado a la gastronomía alemana, simplemente hemos seguido comiendo lo mismo que en España pero adaptado con ingredientes de aquí. Yo no soy de probar cosas nuevas y la comida alemana no me llama. Lo máximo que he comido han sido las típicas salchichas Bratwurst y un plato de salmón con salsa que hacen en Ikea, que ese sí que me encanta.

Gastronomía alemana

Gastronomía alemana

Y ahora la pregunta del millón ¿Tenéis pensado regresar?

Esta es una pregunta un poco complicada/delicada porqué como es normal, nos gustaría poder estar con la familia y que los niños creciesen con los abuelos, tíos y primos. Pero siendo realistas, la situación en España no ha cambiado mucho de cuando nos fuimos, por lo que hoy por hoy, no es una opción.

Hemos hablado muchas veces de ello, han habido momentos de querer hacer las maletas, pero cuando te paras a pensar, ves que según va pasando el tiempo esa opción se va difuminando cada vez más.

Los niños ya están echando raíces aquí, están bien integrados, han aprendido el idioma, tienen amigos y regresar supondría volver a comenzar. Tendrían que volver a adaptarse a otras maneras de hacer, aprender otro idioma (catalán); ya pasaron una vez por ello y fueron momentos duros.

En el tema laboral nos va bien, tenemos nuestra propia empresa que nos permite trabajar desde casa y no perdernos la infancia de los niños. Lo cual es muy importante para nosotros porqué uno de los principales motivos de mudarnos, a parte de por el futuro de los niños, era para poder tener una gran familia y disfrutarla.

Han habido momentos de rechazo a Alemania, de verlo todo muy negro, de estar muy enfadados pero, aunque un día volvamos, siempre estaremos agradecidos a este país.

En Alemania hemos visto lo que es realmente un verdadero sistema de seguridad social, el que de verdad protege al ciudadano y no como en España, que aunque hayas cotizado y pagado religiosamente tus impuestos, el día que tienes un bache económico es un «si te he visto no me acuerdo».

Aquí puedes vivir tranquilo porqué si el día de mañana te quedas sin trabajo, tienes una incapacidad o simplemente tu sueldo es bajo, el estado te apoya económicamente y puedes optar a ayudas como por ejemplo el Wohngeld que es el pago de parte o la totalidad del alquiler junto con los gastos de calefacción y agua caliente. El Hartz IV o ALG II que garantiza a cada ciudadano unos ingresos mínimos para poder vivir de forma decente, pero no mínimos como en España que con suerte y a base de insistir (y sellar) te dan la prestación de los 426€, aquí las prestaciones son mucho más altas. Pero todo esto es un tema extenso, del que si quieres te hablaré en otro post.

Lo que quiero decir es que aquí vivimos tranquilos en ese aspecto y cuando estás tranquilo, eres feliz. ¿No has escuchado eso de que el dinero no da la felicidad, pero cambia los nervios?

Así que sí, por el momento y a menos que haya un cambio importante, nos quedamos en Alemania.

El tercero intentando pillar un pato