Crónica del nacimiento de mi segundo hijo (en España)
Y aquí el parto súper rápido del Segundo!
Después de haber pasado todo el sábado tranquilamente con 0 contracciones, a eso de las 12 de la noche empezaron de nuevo pero muy espaciadas. Cada vez eran más seguidas y más fuertes, yo iba contando los minutos y sobre las 2:30 ya eran cada 5 minutos así que decidimos marcharnos para el hospital.
Cogimos a mi hijo mayor (2 años y medio), lo montamos en el coche y pasemos a dejarlo a casa de mis suegros que viven cerca del hospital. El pobre no entendía nada, era la primera vez que dormía fuera de casa, pero se quedó tranquilo al ver que estaban sus tías despiertas.
El trayecto de 15 minutos de casa al hospital fue un horror, nunca me había dado cuenta de la de baches que hay en esa carretera. Cuando se juntaba una contracción y un bache… ¡Qué dolor!
Entramos por la puerta del hospital y no pude ni pararme en recepción, fui de cabeza al baño a devolver la cena. Mi marido se quedó haciendo el registro y me pasaron a monitores.
Las contracciones dolían mucho, mucho más que las del primer parto por qué no había roto la bolsa y hacía más presión. Le pedía a la matrona que me llevasen rápido al paritorio porque no podía más. Casualmente, era la misma matrona maja que me había visitado el día anterior y me reconoció, pero me dijo que tenía que esperar 20 minutos por qué tenían que limpiar del parto anterior. ¡Los 20 minutos más largos de mi vida!
Ya por fin en el paritorio, pedí que me pusieran el epidural porque me daba un dolor insoportable en la pelvis con cada contracción. Dolía más que las contracciones en sí. Enseguida vino el anestesista y los dolores remitieron un poco, me relajé, me tumbé de lado y a esperar. Eran cerca de las 4 de la madrugada.
Cuando me estaba quedando dormida, de repente se rompió la bolsa y noté un gran alivio. Ya no notaba el dolor de la pelvis. Avisemos a la matrona y me dijo que ya casi estaba lista para pujar.
Al poco rato ya noté las ganas de pujar, vino la matrona y nos pusimos a ello. Le pedí que me pusiera el espejo de la pared como la vez anterior. En tres empujones salió la cabeza, luego los bracitos. Lo cogí por las axilas, como con el primero, y tiré de él. Lo levanté bien arriba para saber que era y vimos que era ¡otro niño! En esta ocasión no habíamos querido saber el sexo, fue toda una experiencia.
Enseguida arrancó a llorar y pronto buscó el pecho, mamó un ratito y se quedó dormidito.
Fue un parto muy rápido, a las 5:30 de la mañana ya estaba con nosotros. Eso me hace pensar, que si tenemos un tercero, habrá que acampar delante del hospital o ¡no llegaremos!