Imagina la escena: Un niño (da igual la edad) recibe un regalo, se entretiene con el juguete nuevo unos díez minutos y pasa el resto de la tarde jugando con la caja. ¿Te suena verdad?

Hoy en día hay infinidad de juguetes, a cada cual más sofisticado, con botones, luces, etc. incluso algunos hablan en varios idiomas. Eso sin contar todos los aparatos electrónicos destinados a los niños desde edades muy tempranas. El objetivo de estos juguetes es tener entretenidos a los niños (aunque recordando la escena anterior, no siempre lo logran), son juguetes que no dan pie a la imaginación. Y no se a ti, pero a mi, cada vez me gustan menos, de hecho, hace años que prohibí a la familia que les regalasen juguetes con pilas.

Es por eso que hoy quiero hablarte del Arcoiris Waldorf, uno de los juguetes de madera más famoso y que estoy segura que has visto, porqué es el juguete más fotografiado.

Se trata de un arcoiris hecho integramente de maciza de tilo teñida con tintes naturales a base de agua y aceites naturales no tóxicos. Está compuesto de arcos de diferentes tamaños y colores que encajan entre sí uno dentro de otro formando el arcoiris.

Como ves, se trata de un juguete sencillo porqué  cuanto más sencillo sea un juguete, mejor. Me entusiasma especialmente la versatilidad de uso del arco iris, no hay límites a la imaginación de los niños y nada está predeterminado, ¡Esa es la clave de su éxito!.

En la pedagogía Waldorf, los juguetes deben transmitir experiencias y proporcionar vivencias de manera que más tarde, el niño pueda relacionarlas con conceptos y desarrollar capacidades intelectuales.

Con el arcoiris Waldorf ocurre lo mismo que con la caja de cartón, puede ser y transformarse en mil cosas: un paisaje, un zoológico, un aparcamiento para los coches, un parque de atracciones o una lanzadera espacial. Se puede apilar de diferentes maneras, solo hay que dejar fluir la imaginación.

Construcción que representa una lanzadera espacial

Túnel por el que pasa un tren de juguete

Se lo regalamos al tercero cuando cumplió los dos años y lo hemos utilizado para contar, aprender los colores y para ordenar por tamaños.

Es un juguete de alta calidad con el que pueden jugar los tres y, sobre todo, un juguete duradero que fomenta la creatividad y, por lo tanto, garantiza una gran variedad de diversión.

Al pequeño le gusta montarlo y desmontarlo, colocar los arcos en línea ordenándolos tamaño, hacer torres  y también túneles para jugar con el tren o los coches.

A los mayores les gusta hacer construcciones más complicadas, con la incertidumbre de que en cualquier momento pueden cometer un error y venirse todo abajo.

Construcción que simula una planta carnívora

Es un juguete súper completo por todo lo que proporciona: Les enseña conceptos como el equilibrio, la simetría y la resistencia, fomenta la imaginación y les obliga a planificar y aplicar la lógica a la hora de construir.

Sin duda lo recomiendo, es un juguete que debería estar en todas las casas. ¿Lo conocías?